¿Qué es el Bootstrapping?

Bootstrapping

En el mundo de los negocios y el emprendimiento nos encontramos muy a menudo con tecnicismos y anglicismos que inundan las lecturas, foros y debates. Uno de esos términos de moda es el bootstrapping, del cual nos ocupamos en esta entrada de nuestra serie sobre emprendimiento. Pero ¿qué es el bootstrapping? En el contexto de los negocios, el bootstrapping es un término inglés que hace referencia al conjunto de técnicas para desarrollar una idea y convertirla en negocio sin apenas recursos. Significa ejercer alguna actividad emprendedora con poco o nada de capital, es decir, emprender únicamente con los medios que se tienen al alcance.

Bootstrapping como cambio de mentalidad

En el fondo hay mucho más que un simple “no endeudarse” porque ello implica una forma diferente de tomar decisiones. ¿Verdad que no pensamos igual cuando tenemos 10.000 euros para invertir que cuando tenemos solamente 200? Cambia la forma de pensar, cambian los tiempos, cambian los objetivos, cambia la estrategia. El bootstrapping es, por tanto, también una forma de hacer las cosas.

El bootstrapping implica un cambio de mentalidad. Más ahorro, más ingenio, más templanza, distinguir entre querer y necesitar. Se trata de poner el acento en la búsqueda de clientes, no de inversores. Exige hacer uso del canje o trueque profesional y solicitar dinero solamente cuando sea estrictamente necesario.

¿Es realmente una opción o una obligación?

Es verdad que el bootstrapping no siempre se constituye como una opción porque en muchas ocasiones no tenemos la posibilidad de acceder a otro tipo de financiación y no disponemos de otra alternativa. El problema radica en que los inversores profesionales (hablamos por ejemplo capital riesgo y business angels) prefieren invertir en modelos de negocio probados, listos para escalar y crecer.

Pero también es cierto que en determinados casos no es recomendable empezar un negocio o proyecto con alto nivel de endeudamiento o acudiendo a estrategias tales como capital riesgo.

¿Cuándo y para quién es recomendable?

El bootstrapping está indicado sobre todo para microemprendedores y pequeños equipos de trabajo (bootstrappers). Es aplicable especialmente a las startups, nuevas empresas con potencial de crecimiento y que usan las nuevas tecnologías, en busca de un modelo de negocio escalable, pero que crece y se desarrolla en entornos de alta incertidumbre y riesgo.

El bootstrapping es recomendable en la primera fase de un proyecto o startup, cuando aún estamos en la fase de ideación y validación de mercado. Debemos tener como prioridad el cliente, entender al consumidor y su problemática, y configurar un producto viable mínimo.

Para ello podemos partir de la definición de un presupuesto operativo que nos permita evaluar con qué recursos contamos y hasta dónde podemos llegar para alcanzar los objetivos marcados a corto plazo. Reducir costes y hacer un uso eficiente de los recursos nos ayuda a ser creativos, agudizar el ingenio y a definir los siguientes hitos de una forma más realista. El proyecto gana en control y solidez pese a que el crecimiento inicial es más lento. Solo si finalmente logramos tener el respaldo de los clientes, podemos empezar a expandirnos.

El bootstrapping también significa aprender y adaptarse. Se trata de poner las bases de la idea de negocio de modo sólido y minimizando el riesgo. En la fase inicial siempre hay esa travesía por el desierto con gran componente de aprendizaje en el que el emprendedor busca el modelo de negocio y producto que funciona, y esto normalmente necesita de un periodo de bootstrapping hasta salvar ese punto en el que conocemos dónde y cómo hay que usar el dinero para multiplicar el negocio y no caer en el “valle de la muerte”. El “valle de la muerte” es una expresión muy conocida en el mundo emprendedor que se refiere a las dificultades que existen para cubrir una caja “negativa” durante los primeras fases de toda empresa que nace, antes de que un producto o servicio genere ingresos reales con clientes.

Ventajas del bootstrapping

  • Supone una alternativa a la dificultad de acceso a la financiación externa.
  • El proyecto este no dependerá financieramente de terceros, y el endeudamiento de la empresa será mínimo.
  • Derivado de loa anterior, el control sobre el proyecto es mayor.
  • Incentiva la cultura del ahorro.
  • Desarrolla la creatividad, dado que los recursos son limitados y hay que conseguir que sean suficientes.
  • Ayuda a focalizar los esfuerzos, especialmente en el cliente.
  • Estimula el aprendizaje.
  • Satisfacción personal por los logros y pasos conseguidos por uno mismo.

Inconvenientes del bootstrapping

  • No es aplicable a todos los negocios ni a empresas o proyectos que requieran una inversión inicial importante.
  • La falta de financiación puede limitar el crecimiento del proyecto por falta de inversión.
  • Dificulta el acceso a determinadas operaciones comerciales que requieren disponer de un margen financiero.
  • Requiere una inversión en tiempo que no siempre resulta sencilla y/o posible.
  • Hace más permeable el proyecto o la empresa a las oscilaciones del mercado y de la situación económica.
  • La falta de inversores no priva solo de dinero, sino que también implica la ausencia de capital en forma de conocimiento, influencias, recomendaciones, consejeros, mentores, experiencias, etc.
  • La ausencia de inversores también puede dañar la credibilidad del proyecto.
  • Dureza. Implica la inversión de mucho más esfuerzo personal, más horas de trabajo y cubrir mayor número de roles uno mismo.


¿Tienes una idea? El bootstrapping puede ser la solución para arrancar. Si buscas un lugar donde establecerte y crecer no dudes en contactarnos.

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